domingo, 3 de noviembre de 2013

La izquierda bizantina

MARIO RODRÍGUEZ | Madrid Socialista (MaS-ISI)

Hablando recientemente con ese gran histórico luchador de la izquierda canaria que es César Rodríguez Placeres, comentábamos lo lamentable que es esa eterna pelea que mantienen las fuerzas políticas de la izquierda alternativa ibérica, entendiendo por izquierda alternativa todo aquello que está mas allá del socioliberalismo en el que acabó el PSOE tras el paso del dúo sevillano por su dirección, a pesar del posterior timidísimo intento de Rodríguez Zapatero por regresar a la izquierda, rápidamente abortado por la vieja guardia vía Rubalcaba y Chaves.

El caso es que desde 1977 han existido cientos, o tal vez miles, de siglas que, incluyendo las palabras socialista, comunista, izquierda, verde, ecologista, alternativo o republicano, en sus versiones estatal  y de cada una de las naciones y regiones que componen esta España plural nuestra, se reclaman verdaderos baluartes del espíritu de la igualdad y la solidaridad entre los hombres (y las mujeres), pero son incapaces de establecer una mínima igualdad entre ellos y aunarse en un frente común que consiga frenar a los de siempre, un frente, salvando las distancias sociotemporales, como aquél que en 1936 consiguió el poder democráticamente y soliviantó a tres generales (más otro que se unió en el ultimísimo momento y que fue quien se llevó el gato al agua) que se levantaron contra la legalidad con los lamentables resultados que todos y todas sabemos.

Aquí a la más mínima se rompe la baraja y las consecuencias, que suelen ser del estilo de las que estamos viendo ahora en lo social y lo económico, siempre son por culpa del otro, que aun siendo igual que yo, no me aceptó no se que menudencia y claro, “yo así no, si gobierna la derecha es por tu culpa, por no llevarme de número  dos en la lista de Murcia”, por poner un caso.

De todo esto hablaba con César, y lamentábamos lo bien que aprendió la lección la derecha. No hay más que recordar aquella sopa de letras que eran en los años ochenta: AP, UCD, PDP, CDS, UL, PL, PDL, PRD…y eso sin citar sus variantes regionales, porque no tendría “Word” suficiente para teclear todas las siglas. 

Pues bien, la derecha supo aglutinarse en torno a un programa mínimo común, el económico, dejando los demás temas, de entrada, en un segundo plano: lo esencial era unirse, ganar, acabar con el estado social que tanto les molestaba y repartirse el pastel entre los de toda la vida, y, más adelante ya habría tiempo para abordar el aborto, la justicia y educación exclusiva para ricos y las restricciones de derechos individuales en general, fase en la que nos encontramos actualmente.

Llegados a este punto, debemos concluir que la izquierda PUEDE y DEBE de hacer lo mismo, y con urgencia. Debemos unirnos porque esto es una emergencia social y, como le decía a César, ya tendremos tiempo después para pelearnos. Pero lo primero es extirpar este tumor maligno conformado por la derecha política y económica antes de que haga metástasis y acabe con todo, y una vez conseguido, si los señores gustan, volvemos cada uno a nuestra parcelita y a las discusiones bizantinas, pero sólo cuando hayamos conseguido recuperar la dignidad que nos han robado.

Ahora tenemos la oportunidad de conseguirlo a través de esa plataforma impulsada por gente tan válida como Enrique Santiago, entre otros,  llamada, de momento, Convocatoria. La otra opción es seguir instalados en Bizancio mientras la derecha sigue con su aquelarre salvaje.

7 comentarios:

  1. La “persona válida” que citas –Enrique De Santiago-, hace un par de meses, suscitó un gran debate al manifestarse partidario de no exigir la anulación de la Ley de Amnistía de 1977, “por no ser necesario” y afirmar a renglón seguido que fue “una conquista de la izquierda”.
    Todas las iniciativas que se han promovido desde fuera de España y desde dentro de ella, para exigir la anulación de pleno derecho de las sentencias de los tribunales represores franquistas, han terminado con resoluciones de sobreseimiento, argumentadas por el Tribunal Supremo tomando como referencia, precisamente, la propia ley que Enrique de Santiago da por caducada.
    Respecto a lo de calificarla como una “conquista de la Izquierda”, produce rubor solo escuchar esta afirmación, sabiendo que aquella ley de impunidad y punto final, solo sirvió para dejar en libertad a, exactamente, a los 46 detenidos que para entonces continuaban presos por delitos políticos. A cambio, cientos de miles de sicarios del franquismo, quedaban exentos de toda responsabilidad. Hasta hoy.
    Si este personaje se postula como un referente para la proclamada “unidad de la izquierda”, apañados vamos.

    Floren Dimas
    Investigador histórico
    Región de Murcia

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    1. No nos fijemos en la diferencia. Las habrá pero son bastante más las cosas que nos unen que las que nos separan

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  2. Estimado Floren, no te discuto lo que dices sobre Enrique Santiago y la ley de amnistía, puesto que lo desconozco, tendría que responderte él, pero igualmente me sigue pareciendo una persona muy válida, y, en todo caso, la referencia a él es tangencial, simplemente lo cito como uno de tantos impulsores de la tan necesaria unión de la izquierda. Precisamente lo que trato de reflejar en el artículo es la necesidad de apartar querellas pasadas para afrontar desde la unidad un futuro que se presenta de lo más oscuro. Unámonos en lo fundamental, y una vez llegados a puerto discutamos lo accesorio que, hasta ahora, nos ha separado. Y ahí seré el primero en decirle a quien sea la necesidad de derogar esa ley, que, a mi tampoco me gusta.
    Un saludo.
    Mario R

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  3. Para empezar, escribo esto "desde Bizancio". Si hay que elegir entre izquierda romana e izquierda bizantina, lo tengo clarísimo.

    Porque, ¿qué es izquierda alternativa? ¿Alternativa a qué? Si hablamos de alternativa a la monarquía franquista, me apunto. Si hablamos de reforzar a uno de los partidos del régimen en contra de otro partido del régimen, me quedo en Bizancio. Ya conocemos las operaciones aglutinadoras en torno al PCE del Sábado Santo Rojo de 1977, no olvidéis que llevamos 35 años esperando a "que se den las condiciones adecuadas para retornar a la legitimidad democrática", 35 años en los que el mayor logro de estas operaciones ha sido el vergonzoso gobierno de Andalucía.

    El Frente Popular se creó para mantener la II República, salvándola del sistemático desmantelamiento de la CEDA. Aquí y ahora no hay nada que mantener ni salvar desde una mínima decencia y ética políticas. Procede la confluencia en torno a un #ProcesoConstituyente democrático y, por tanto, ciudadano que nos lleve a una III República Española con unos mínimos constitucionales que devuelvan la soberanía a su legítima y única dueña, la ciudadanía. La alternativa no es estatalizar el pacto andaluz PSOE-IU, la alternativa o es republicana o es más de lo mismo. Y con republicana no me refiero al lucimiento de banderas sino al establecimiento de prioridades claras e inmutables.

    Si Roma implica mejorar un presunto 16% del voto emitido, olvidándose del 50% de la población que no piensa ni votar, ¡viva Bizancio!

    Si Roma supone converger en torno a quienes aceptaron la monarquía franquista a cambio de legalización y participación en el mercadeo político del régimen, ¡viva Bizancio!

    Si Roma consiste en esperar otros 35 años a ver si se dan las condiciones para romper definitivamente con el franquismo, ¡viva Bizancio!

    Si Roma gasta dinero de créditos condonados por la banca, ¡viva Bizancio!

    Si Roma es connivente con políticos más que presuntamente corruptos, ¡viva Bizancio!

    Si en Roma lo anterior se consideran "menudencias", ¡viva Bizancio, joder!

    Salud y República (todos los días, no sólo cuando toca).

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  4. pues venga, sigamos así, los curas, la banca y la derecha nos estarán eternamente agradecidos. algunos son como la fábula del tuerto: que a mi me quiten un ojo para que mi vecino se quede ciego

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  5. No has entendido nada. Disfruta de convocatoria. Otra refundicion de la izquierda.

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  6. No, no, así es como no hay que seguir. Legitimando un régimen ilegítimo a cambio de un "plato de lentejas". Participando de una democracia de opereta mientras la gente sufre la opresión. Arrancando votos de aquí o allá para seguir haciendo lo mismo. Pidiendo fe ciega para quien ha dilapidado su credibilidad a manos llenas durante 35 años. Así no, ya está bien.

    Necesitamos confluencia sí, pero para acabar con el capitalismo y el tardofranquismo, no para seguir participando de él.

    Los curas estarán agradecidos si prosperan aquellos cuya "revolucionaria" visión del laicismo consiste en reducir un 20% la asignación del Estado a la IC, sin más.

    La banca ya debe de estar agradecida y de ahí los créditos condonados, ¿no?

    La derecha también debe de estar ya agradecida con una pseudoizquierda que contribuye a mantenerles el régimen y les aplica sus políticas sin rechistar demasiado.

    Esto es tan sencillo como dejar de mirar al pasado, de tratar de resucitar lo que agoniza. Es momento de ser valientes y de confluir, sobre la base de la ética y la decencia políticas, para restituir la legitimidad y conquistar la democracia radical. Y si "no se dan las condiciones" las creamos.

    No hay peor ciego que el que no quiere ver (refrán por fábula).

    Salud y República.

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