Isabel Elbal (@isaelbal), abogada
Fuente: lamarea.com
Escribe la abogada Isabel Elbal (@isaelbal) en el artículo titulado "La princesa hipnotizada" y publicado en el diario digital lamarea.com, que el fiscal Pedro Horrach, en su informe sobre la infanta Cristina de Borbón, "tiene verdaderas dificultades para defender, perdón, para no imputar a la Infanta".
Y, a continuación de ello, nos sigue diciendo la abogada Isabel Elbar todo lo siguiente que recomiendo leer con mucha atención, pues es muy clarificador y desvelador del conocimiento que debería tener la infanta Cristina de las actividades de su marido Iñaki Urdangarín:
En este delito, blanqueo de capital, no es necesario que sólo se conozca la procedencia ilícita del dinero o de los bienes sino que, además, bastaría que por las circunstancias concretas, se esté en condiciones de conocerla.
La infanta Cristina, salvo caso de hipnosis profunda, debía conocer las actividades ilícitas de su marido, aunque no hubiera participado en ellas; no, en vano, ya en marzo de 2006, una vez que se airean públicamente las actividades “irregulares” de Urdangarín, decide salir de Nóos.
Asimismo, también, salvo caso de hipnosis aguda, debía conocer la preocupación de la Casa Real por estos turbios negocios, que llevó, incluso, a comisionar a dos asesores de Casa Real para disuadir a su marido de que siguiera “trabajando” con Diego Torres.
Pero, hay más: el fiscal Pedro Horrach omite, con un clamoroso y ominoso silencio, actividades de la Infanta que la situarían en el núcleo mismo de la acción delictiva.
Nos referimos al “autocontrato” de alquiler del palacete de Pedralbes con su propia empresa Aizoon, contrato ficticio, por cuanto sólo parecía servir para hacer aflorar al tráfico mercantil la cantidad mensual de 12.000 euros, en que consistía dicho arrendamiento. También, salvo caso de intensa hipnosis, en este negocio fraudulento, en el que arrendadores y arrendatarios coinciden, debió ser muy, pero que, muy consciente la infanta.
Este “autocontrato” se celebró en 2005, precisamente, un periodo de máxima actividad presuntamente delictiva de su marido y de su exsocio, Diego Torres.
Y qué decir de otros gastos personales, facturados directamente a Aizoon, en el que ella participaba al 50 % y, a sabiendas de que su marido no tenía más dedicación profesional que el propio generado de Nóos. También, en estos casos, debía encontrarse en un estado de hondísima inconsciencia hipnótica.
Tampoco se hace mención en el informe del traspaso de 150.000 euros a una cuenta autorizada por la Infanta en Diciembre de 2.006; también, debiera entrar en juego aquí la inconsciencia Real.
En fin, desde la hipnosis, puede que el fiscal del caso entienda la exculpación de la Infanta, tal vez porque él ya empiece a notar sus efectos…
Cualquier avezado observador entrevé que otro ciudadano, que no fuese la Infanta, en las mismas circunstancias, ya tendría sobre sí la espada de Damocles de un futuro juicio, donde tendría que enfrentarse a graves acusaciones.
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