Por Daniel Kersffeld
Fuente: El Telégrafo
Este año es el centenario de la guayaquileña que fue contraparte del conservadurismo de la ciudad. Trabajó de cajera en una farmacia siendo una mujer separada, aquello era criticado en esa época. Residió en varias ciudades del país y en cada una dejó su legado a la izquierda ecuatoriana.
El pasado 18 de agosto se cumplieron cien años del nacimiento de Ana Mercedes Moreno, quien vino al mundo en 1913 en Guayaquil en el seno de un hogar culto y acomodado. Gracias a una beca que le posibilitó a la familia residir por unos años en Alemania, su padre, Wilfrido Moreno Veintimilla, pudo conocer en profundidad las técnicas de la linotipia y la edición, convirtiéndose a su regreso a Ecuador en el fundador de la empresa ‘Artes Gráficas Senefelder’. Su educación apuntó desde un principio a la excelencia, por lo que además de las materias que se brindaban normalmente en el sistema escolar, en su hogar recibió clases particulares de idiomas y de piano, convirtiéndose años más tarde en una eximia pianista.
En 1943 se afilió al Partido Comunista de Ecuador (PCE) en casa de su amiga la artista Alba Calderón. Su primer contacto con la realidad social del país tuvo lugar nada menos que el 15 de noviembre de 1922, día de la masacre obrera, cuando frente a su ventana desfilaron varias plataformas llenas de cadáveres para ser arrojados al río: el impacto de estas imágenes perduraría por toda la vida en la mente de esta futura dirigente comunista.
Para seguir leyendo este artículo pulsa sobre el siguiente enlace. Gracias.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario