Pertenezco
a esa generación que trabajó 70/72 horas semanales, la que empezó a hacer
vacaciones a partir de los años sesenta, la que levantó unas economías
secundaria y terciaria que iniciaron la modernización e integración de España
en la Europa de posguerra y la que renunció a enfrentamientos en pro de la
democracia.
Pero aquellos que siempre han
recogido los huevos de oro, aquellos que se creen por encima de normas y
obligaciones, oportunistas que practican la predación sobre todas las especies
incluida la humana, aquellos han visto en la democracia una nueva oportunidad
de enriquecerse y utilizando medios tan
modernos como la televisión ó la publicidad y tan antiguos como el fútbol ó los
dieciochescos nacionalismos, siguen suministrando el soma a las gentes
confiadas que todavía valoran los méritos y aptitudes.
España pasó, sin suficiente
formación de sus bases, de una sociedad mayoritariamente rural a una
industrial, de servicios y de consumo, lo cual provocó dos respuestas
diferenciadas:
a) Oportunistas que se enriquecieron
enormemente timando, estafando y explotando la inexperiencia y buena fe de sus
conciudadanos.
b) Gentes sencillas y trabajadoras que,
dejándose la salud, consiguieron bienes de consumo que sus padres nunca
hubieran soñado.
Pero
ambas situaciones están faltas de formación crítica, valores éticos y criterio
personal, imprescindibles para el desarrollo de una sociedad democrática. De
ahí la decadencia actual. Los ciudadanos que deberían esforzarse en adquirir
méritos y aptitudes para el provecho de la sociedad, creen que lo único
importante es gozar de una vida cómoda y fácil. Los predadores, que antes
recogían con astucia los huevos de oro, han matado la gallina que los ponía y
ahora están disminuyendo el pienso al resto del gallinero para hacer economías.
Seguramente el hedonismo ha sido
nuestra debilidad, pero han sido los avariciosos y los listillos que manejan la
economía los que lo han fomentado, matando así a la gallina de los huevos de
oro.
Y ahora, con la mascarada de los doce
hombres sabios, quieren meter sus sucias manos en la bolsa del ahorro de
aquella generación esforzada, austera y generadora de riqueza, modernidad y
democracia.
De
bien nacido es ser agradecido.
Pero estos no son bien nacidos.
Si
lo único que aún no nos han quitado es el Voto, por mucho que pretendan engañar
con su publicidad y su palabrería de charlatanes de feria, LES NEGAREMOS EL VOTO y para
que su ley electoral no les favorezca con la abstención, debemos votar a los
partidos minoritarios-no nacionalistas- y, haciéndonos eco de sus propias
palabras ¡QUE SE JODAN!
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