martes, 8 de octubre de 2013

En el fondo del mar matarile, rile, rile

Antonio Fco. González Sanabria | Secretario General ISA-ISI Andalucía

No es la primera, ni la última vez que personas inocentes pierden la vida tratando de mejorarla, de sobrevivir, y por que no, que sus hijos crezcan en paz con una educación , al menos, medianamente decente (Casi nada lo del ojo y lo tenia fuera).

Ante estas victimas inocentes muertas a menos de un kilómetro de las costas de la isla de la Lampedusa, todos nos rasgamos farisaicamente nuestras vestiduras ante tamaña tragedia, medios de comunicación tratan, que no lo consiguen, de explicar como algo tan monstruoso puede suceder, se nos cuenta que eso es culpa de las mafias y de los aprovechaos que trafican con seres humanos sin importarles quien viva o quien muera, ni cuantos niños tengan que dejar sus vidas en el intento.

El ser humano es de corta memoria, tan efímera tiene esta, que bien por conveniencia, bien por no perder su supuesta cómoda forma de vida no recuerda, que hace unos veranos esos compadres nuestros que son los Italianos, les echaron algún que otro buque de guerra a otro barco negrero que pretendía arribar a sus costas, ese sátiro de Berlusconi, que por cierto le importa todo un pito, solo le importan sus putas y su cartera,  casi manda hundir al dichoso barco con tal de que la UE le diera la palmadita en la espalda.

Esto no difiere mucho de los asaltos a que se ven sometidas las verjas de Ceuta y Melilla por parte de esos “delincuentes” que son solo seres humanos, que solo pretenden vivir un poco  mejor, tampoco difiere mucho de esa riada humana que supone la llegada de patera tras patera a las costas españolas casi ininterrumpidamente durante  todo el año y cuando por fin pisan territorio europeo, acaban poco menos que un campo de concentración al más puro estilo de la Alemania Nazi.

Los europeos ricos, aquellos que viven en el norte del continente, aquellos que se erigen en las locomotoras económicas de los pobrecitos del Sur, los que tan ricamente fabrican bienes de consumo que inundan medio mundo, nos cuentan que la llegada masiva de estos apatridas, de esos subhombres, de estos desgraciados, son los que si no les damos puerta, si no los echamos, si no los deportamos fuera de nuestras fronteras, serán en muy poco tiempo, los que nos quitaran nuestras casas, nuestros coches, nuestras comodidades y todo lo que conlleva nuestra forma de  vida en este mal llamado primer mundo,  todo esto con el beneplácito de nuestros democráticos gobiernos y la colaboración de muchos que se tragan esas mentiras racistas y xenófobas con las que nos bombardean día a día. Lo que no nos cuantas estos magos de las mentiras desde sus cómodos sillones y panzas llenas, es que, son ellos los que les venden las  armas con que se masacran entre ellos (junto con la droga y la prostitución) y que les genera unos pingües beneficios, que son esos magnate los que llevan robándoles sus recursos naturales durante siglos, que son los mismos que no dejan entrar a esas  criaturas, los que son usados en el mal turismo sexual, incluso abusando de sus niños, en pocas palabras, son estros buitres financieros con  este robo sistemático de sus recursos, los únicos responsables de esta situación, pero (el puto pero) si estos que han muerto en las costas de esta isla, o intentando cruzar el estrecho en esos botes de juguete, o a los pobrecitos que los suben a la fuerza en un avión y los deportan sin importar donde les lleven, si tuviesen dinero, o acciones  en la bolsa de New York, o fuesen cualquier reyezuelo de algún emirato Árabe, serian recibidos con alfombra roja y banda de música.  

En definitiva, no es una guerra racista, es una guerra de clases, los ricos por un lado y los pobres y muertos de hambre por otro lado, no importa donde hayas nacido, solo el como, si en una familia adinerada o en una chabola del cuerno de África.

P.D. Casi lo olvido: a los supervivientes de tamaña  desgracia, el Gobierno Italiano las va a imponer una sustanciosa multa (varios miles de €s) por entrada ilegal en el país, a los muertos les han concedido la nacionalidad Italiana. Una broma bastante macabra.

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