sábado, 30 de marzo de 2013

El sondeo electoral de IOP presagia el fin de las partitocracias al servicio del sistema


JAVIER CASO IGLESIAS | Analista Político, portavoz de Iniciativa Socialista de Extremadura y miembro promotor de Convergencia por Extremadura
Según los datos que se reflejan en el último sondeo del servicio de Índices de Opinión Pública (IOP), realizada por Simple  Lógica, partner de GALLUP en España; menos del 20 por ciento de los ciudadanos aprueba la actuación de Mariano Rajoy, sólo el  10,9 por ciento aprueba la del principal dirigente de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba y ni siquiera llega al 18 por  ciento la cifra de los que apoya la de Cayo Lara.
VOTARÍAN MENOS DE LA MITAD. Estos datos negativos sobre la valoración de los líderes políticos tiene su correlación también  con los malos resultados que arroja la pregunta a los ciudadanos sobre si apoyarían a alguna fuerza política con su voto o  no. Sólo el 48,3 por ciento de los ciudadanos estaría dispuesto a apoyar a un partido, de celebrarse elecciones generales.

PP Y PSOE PIERDEN 20 PUNTOS ENTRE LOS DOS. Tanto en el caso del PP como en el del PSOE, el estudio destaca la "baja tasa de  fidelidad de voto que tienen ahora". En ambos casos representan "menos de la mitad de quienes les votaron en 2011 los que  ahora declaran que volverían a hacerlo".

En conclusión, el 51,7 % de los ciudadanos optan por la abstención. Más claro que el agua.

El modelo de partitocracias al servicio de los mercados financieros especulativos toca a su fin. Los ciudadanos del sur de  Europa lo tienen claro. En Grecia surge una Syriza que no significa el reforzamiento de los viejos partidos (ND-PASOK-KKE),  en Italia se conforma un movimiento (M5S) a modo electoral que hace ver que Bersani (PD) y Berlusconi (PdL) son más de lo  mismo, esto es, los garantes que en las últimas décadas ha tenido un sistema al servicio de los mercados financieros  especulativos.

En el estado Español acontecerá lo mismo. Eso es lo que significa ese casi 52% de ciudadanos que manifiesta abiertamente que  se abstiene y no se siente representado por las actuales partiticracias surgidas de los pactos de la transición. Unos pactos  que, por las consecuencias que observamos, solo beneficiaron a los de siempre y a aquellos partidos que los sirvieron como  mamporreros.

Ahora de lo que se trata es de conformar un espacio político similar a la Syriza griega o al Movimiento 5 Estrellas italiano.  Un espacio que se constituya a modo electoral y reinicie nuestra democracia limpiando sus instituciones de virus maliciosos. Hay que hacer una limpia a fondo, tanto en las formas como en el fondo. Una limpia radical que no deje nada que nos recuerde  a este modo fracasado de hacer las cosas que llevamos soportando las últimas décadas. 

Y una de las limpias fundamentales que ha de hacer la ciudadanía es el de ese fetichismo obturador de sus propias conciencias  al que se llama IDEOLOGÍA. Este ha sido el mal fundamental que ha tenido hipnotizada a la ciudadanía y que la ha hecho dejar  de creer en sí misma. Las ideologías no son más que la sombra que proyecta un objeto que se coloca delante de una fuente de  luz. De lo que hay que preocuparse no es de la sombra, sino del objeto que proyecta la sombra. Lo mismo ha ocurrido con los  partidos políticos, los cuales ha pasado de ser herramientas para conseguir un resultado a fines en sí mismos; esto es: los  hemos convertido en fetiches.

Para afrontar, como ciudadanos, esta situación con éxito nos tenemos que desembarazar, desintoxicar, de esta adicción a los  fetiches. Las ideologías son sombras, los partidos son sombras, los términos, los conceptos, también son sombras. Esto es, un  simple reflejo.

Como alguien dijo "No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que  determina su conciencia". "No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia". Solo  desde este punto "que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia  solamente como su conciencia". "La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia  que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio  desarrollo".

Pongamos, por tanto, la centralidad en la vida, en los seres humanos reales vivientes. Satisfagamos sus necesidades reales de  trabajo, vivienda, educación, sanidad, coparticipación y transparencia en la forma de hacer las cosas. Dejémonos de  fantasmagorías ideológicas y espejismos que no llevan a ninguna parte. Hagamos como Ulises. Para poder llegar a Itaca nos  tenemos que tapar los oídos de los cantos de las Sirenas y aferrarnos a la praxis poniendo rumbo, con nuestros comportamientos y hechos (siguiendo el ejemplo de ese Movimiento Ciudadano que es Compromís), a nuestro objetivo.

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