domingo, 24 de marzo de 2013

Cooperativa-Red frente al partido-empresa y al partido-máquina

Como dice Daniel Cohn-Bendit "Los retos del siglo XXI están pidiendo una metamorfosis y un cambio de las formas políticas. La democracia exige una organización que respete la pluralidad y la singularidad de sus componentes. (…) Imagino una organización polinizadora, que aglutine las ideas y las transporte y fecunde con ellas otras partes del cuerpo social. (…) Ni partido-maquina, ni partido-empresa, preferiría que inventásemos juntos una 'cooperativa política'. Es decir una estructura capaz de producir significado y de transmitir sentido político y tomar decisiones estratégicas (…) para garantizar a cada uno la propiedad común del movimiento y la puesta en común de sus beneficios políticos."
 
Florent Marcellesi, en su reflexión titulada "la cooperativa política" aporta algunas ideas interesantes en este sentido a tener en cuenta.
 
Se trata de generar una dinámica amplia, horizontal y participativa que huya de la verticalidad y monolitismo partidista y sepa adaptarse a la sociedad reticular y plural actual. En nuestro seno, tenemos que superar los sistemas representativos tradicionales que intentan canalizar la participación política hacia partidos burocráticos y oligárquicos, dirigidos por una élite activa y bien (in)formada (...) construyamos una organización que sea a la vez más que un partido y más que una red: un espacio de regeneración cívica y democrática que pueda, como afirma Cohn-Bendit, "repolitizar la sociedad civil al mismo tiempo que civiliza la sociedad política".
 
Además de esta indispensable dinámica arriba-abajo, la construcción de una organización perenne y sólida requiere una verdadera penetración de la sociedad civil en el partido-red. La dinámica abajo-arriba, a través del empoderamiento de las bases de forma cooperativa y deliberativa, es un requisito imprescindible para que el movimiento camine con pies y cabeza.
 
“la red” es ante todo una mentalidad y una forma de trabajar adaptada a la sociedad del conocimiento basada en la inteligencia colectiva y la propiedad común, como puede ser la lógica cooperativa del software libre o los “grupos inteligentes”. Es una búsqueda constante de sistemas organizativos basados en competencias en vez de jerarquía, con una fuerte especialización horizontal y voluntad de consenso, y donde todos los miembros pueden tener autoridad para tomar decisiones y llevar a cabo acciones. Asimismo la fuerza de las redes, físicas o virtuales, reside en su capacidad de mover y mezclar personas y organizaciones de diferentes intereses o círculos, con compromisos flexibles según objetivos y afinidades, desde lo territorial a lo sectorial.
 
Necesitamos una estructura —y un espíritu— lo suficiente flexible y elástica para acoger individuos y colectivos con diferentes trayectorias vivenciales y/o políticas. Eso supone la construcción de un liderazgo colectivo y polifacético, así como de un ideario plural y no dogmático, que permita la correcta inclusión y representación organizativa y pública de las diferentes sensibilidades que sustentan el nuevo sujeto político.
 
Decidir por la fuerza del mejor argumento y no por coacción. Volver a hacer de la gestión de la res publica algo más noble, donde según Habermas el resultado de un discurso no puede decidirse por coacción sino por la fuerza del mejor argumento.

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